Como muchas de las mejores experiencias de la vida, esta historia también empezó de la forma más inesperada. El día en el que terminaba la 11ª edición del Máster de Emprendedores, Marcos Cartagena, alumno del Máster y fundador de Descubriendo Japón me invitó, como agradecimiento por lo que el Máster le había impulsado -y en un acto rebosante de generosidad- a uno de los viajes que organiza a Japón y que además guía personalmente durante 2 semanas.
Casi en estado de shock, miré la agenda. Empujé algunas cosas hacia atrás y otras hacia delante, arreglé un par de asuntos, cancelé otro par de ellos y le confirmé con un rotundo sí a este viaje, que además he tenido la suerte y el placer de compartir con un fantástico grupo de emprendedores.
Conozco a varias personas que habían viajado a Japón y curiosamente todas me habían dicho lo mismo de una manera o de otra. Había escuchado de todo: desde que es un sitio sorprendente hasta que dejara todo lo que tenía entre manos y me fuera a conocerlo lo antes posible.
Pero lo que nadie me había dicho es que Japón no es un país: Japón parece otro planeta.
He estado en alrededor de 30 países de cuatro continentes y Japón lidera la lista de los que más me ha sorprendido.
Aquí te dejo con una lista -más personal que exhaustiva- de parte de lo que más me ha sorprendido de Japón:
La limpieza. Las calles de Japón están impecablemente limpias, lo cual es aún más admirable si tenemos en cuenta la densidad y la cantidad de población que tiene Japón y que no disponen de ninguna papelera en la calle.
Puedes pasar horas transportando un envoltorio o una botella de agua usada como si de un ritual ancestral se tratase porque no hay manera de deshacerse de éste. Me contaron una anécdota a este respecto: en 2014, Japón jugó contra Costa de Marfil en el Mundial y perdieron el partido. Cuando se vació el campo donde jugaron en Brasil, la zona donde estaban los japoneses quedó completamente limpia porque habían recogido toda su basura, para sorpresa del personal del limpieza del campo de fútbol que estaba acostumbrado a que se quedase sucio después de los encuentros.
Los Onsen. En Japón existe aún hoy en día una cultura de baños públicos muy arraigada. Estos baños, que en muchos lugares aprovechan aguas termales, son unos lugares donde los japoneses se bañan, descansan y se relajan en tinas de agua de diferentes temperaturas. Los onsen, que tienen salas diferenciadas para hombres y mujeres, constituyen además un lugar de encuentro donde es frecuente ver a amigos o a familiares compartir un rato de conversación mientras cambian de poza de agua y se limpian. Una experiencia fascinante y que muestra el cuidado que tienen por la salud y por la limpieza.
Comer sentados en el suelo. Aunque muchos restaurantes y locales se han occidentalizado, aún hay sitios donde se come en el suelo. Me ha fascinado esta práctica con la que de manera natural me siento tan cómodo.
Bicicletas. Como país civilizado que son, han entendido que una ciudad llena de automóviles es una locura, además de una ineficiencia quizá por eso en las ciudades apenas hay trafico de coches particulares. La mayor parte de desplazamientos los hacen en transporte público y resulta fácil encontrarse con bicicletas. Como defensor de la idea de que necesitamos un cambio en el modelo de transporte en las ciudades, me ha encantado comprobar cómo algunos de los lugares más avanzados del mundo ya han entendido esto, entre ellos Japón. Una de mis mejores experiencias en Japón fue recorrer las calles, parques y templos de Kyoto en bicicleta…
Niños andando solos. Llegar a Tokyo es ya de por si una experiencia alucinante -puedes ver Lost in Traslatión para hacerte una idea- pero cuando me topé con niños de cinco o seis años andando solos por el metro para ir al colegio me quedé aún más sorprendido. ¿Cuál es el nivel de confianza de una sociedad para que en una ciudad de casi 40 millones de habitantes un niño pueda ir solo por la calle?
Fumar. No se permite fumar en las calles o lugares públicos salvo en ciertos lugares designados específicamente para ello. Esto lo hacen con el fin de no molestar a otras personas. Admiro el respeto que demuestran permanentemente por otras personas: me parece una alta muestra de civilización. Sin embargo, curiosamente, se permite fumar en muchos restaurantes bajo la idea de que si entras allí es porque lo deseas mientras que la calle es de paso obligado para cualquier persona.
Los taxis. Que la puerta se abra automáticamente resulta chocante, también que el taxista vista con traje, corbata y gorra pero lo más chocante es que los asientos vayan tapizados con ganchillo blanco, al más puro estilo de la abuela. Finalmente conseguí enterarme de que lo hacían para que el cliente tuviera la garantía de que el taxi estaba limpio.
Mascarillas. Algunas personas caminan por la calle con mascarillas. Lo hacen porque no desean contagiar su resfriado a otras personas. Pensar y considerar al otro es una constante que me ha gustado mucho de este país.
La educación. Resulta difícil explicar lo atentos, educados y serviciales que pueden llegar a ser los japoneses en cualquier momento o circunstancia, así que lo explicaré con una anécdota: el revisor del tren, cada vez que entra y sale de un vagón, hace una reverencia a los viajeros del vagón, independientemente de que le miren o no. Por supuesto también ofrece otra reverencia cuando simula que mira el billete de los viajeros porque en realidad, como confía en los clientes, no comprueba realmente si es el billete es válido o no.
El seguimiento de las normas. Es sorprendente el valor que le otorgan a las normas para hacer que la sociedad funcione. Permíteme que lo ilustre con una anécdota. Aunque se come verdaderamente sano y económico en Japón, un día me topé con una tienda de zumos. Ilusionado, entré a pedirme un zumo de manzana con alguna verdura [mi combinación favorita]. Tras revisar la carta de zumos no encontré ninguno que cumpliera con mis expectativas, sin embargo ofrecían un zumo que contenía manzana así que le pedí al dependiente que me hiciera sólo de manzana a lo que amablemente me dijo que tenía que ser de manzana, zanahoria y naranja y me señaló la carta de zumos. Le dije que no me apetecía esa combinación y que prefería sólo de manzana. Me volvió a explicar que esa era la mezcla que me podría ofrecer así que le dije que le pusiera él precio y que yo le pagaría lo que me pidiera. Me dijo que no era una cuestión de dinero sino de que no lo tenían en la carta… Para hacer esto breve, te diré que diez minutos más tarde –literalmente- abandoné la tienda sin mi zumo, después de intentarlo de todas las maneras posibles. Incluso le pedí que me pusiera sólo un tercio del vaso de zumo. Me indicó que podía servirlo sólo como indicaba la carta… El seguimiento de las normas es algo casi religioso. Aunque muchas personas les critican por ello, tengo que reconocer que siento cierta admiración por el señor que hizo lo que su empresa espera de él y no se dejó sobornar, convencer o abrumar ante mi insistencia obsesiva por manzana en forma de zumo. Si quieres entender esta forma de pensar, la película Silencio [Scorsesse] que relata la historia de los jesuitas que llegaron a Japón en el siglo XVII te ayudará a hacerte una idea.
El inglés. Saber o no inglés es irrelevante para comunicarte en Japón. Muy pocas personas lo hablan y los que lo hacen tienen un nivel lamentable. Esto es aún más sorprendente siendo una de las economías líderes del mundo.
La alimentación. Una de las razones por las que creo que no me fascina tanto viajar es por el desorden que supone para mi cuerpo y energía alimentarme repetidamente fuera de casa. Pues bien, Japón ha sido el destino donde posiblemente mejor me he alimentado en restaurantes. Resulta terriblemente fácil comer de manera saludable casi en cualquier parte, incluso por la calle, y además por un precio más que razonable. Esto ha reforzado mi admiración por la cocina japonesa –quizá la que me mejor me sienta- en sus variadas formas y presentaciones…
El trabajo. Posiblemente tenga algo de japonés en mi ADN porque siento admiración por la cultura del trabajo que tienen. Un país que tras la segunda guerra mundial estaba completamente arrasado se convirtió a finales de los años 60 en la segunda economía mundial. Este logro sólo es posible si muchas personas trabajan para hacerlo posible. Muchos le llaman a esto el milagro japonés. Supongo que quienes le llaman milagro aún no conocen los resultados que ofrece la vida cuando trabajamos denodadamente sobre un asunto.
Seguridad. Un día estaba comiendo un poco de sushi en la calle antes de entrar a un tempo a las afueras de Kyoto, apoyado en una valla de un aparcamiento de bicicletas y motos. Entonces llegó un señor con una moto, se bajó y se quitó el casco. Sin ni siquiera mirarme dejó enganchado su casco a la moto sin ningún tipo de cadena o seguridad y se marchó. Entonces presté atención a la otra moto que había en el aparcamiento y tampoco tenía el casco con ninguna medida de seguridad. Es reconfortante estar en un lugar donde se está tan seguro en cada momento.
Las palabras. De la misma manera que puedes conocer a una persona por las palabras que emplea, también se puede conocer a un país por las palabras que ha desarrollado para definir ciertas ideas…
Algunas de las palabras que he descubierto y más me han gustado han sido Kuwashi [la importancia del detalle], Wabi sabi [la belleza de lo imperfecto], unami [el sexto sabor, la sabrosidad], otsukaresama [el señor cansancio, expresión que significa que has trabajado mucho], ikigai [el propósito de la vida], kaizen [mejora constante], hanami [la práctica de ir a ver las flores y observar sus pequeños detalles].
Y por último, te comparto una pequeña selección de películas sobre Japón por si quieres aprender más… El último samurai, Silencio, Lost in traslation, Memorias de una Geisha, Nadie sabe, La princesa mononoke, Sea of trees o El viaje de Chihiro.
Sergio Fernández
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GRACIAS Sergio. Cualquier palabra que sale de tu boca o de tu puño es inspiradora, sube la vibración y notas una oleada de entusiasmo y ganas de vivir que invaden todo tu ser. Tus libros, artículos, conferencias y cursos son un catalizador para mi emprendimiento on-line.
Gracias por existir en mi realidad y por inspirar desde el ejemplo. Si tú puedes, yo puedo.
Arigatou gozaimasu
Hola Sergio,
La verdad es te sigo desde hace varios meses y gracias a un video tuyo he rehecho mi vida y creado mi blog sobte hábitos y desarrollo personal.
En cuanto al post, me ha encantado saber de tu mano cómo son los japoneses y saber que hay civilizaciones, comp los noruegos, que nos sacan varios años de ventaja en mucho, sobre todo en lo verdaderamente importante.
Nunca estuve en Japón, pero sí en Noruega. Te lo recomiendo para tu próximo viaje.
Un saludo
Gracias Sergio,
Tus palabras siempre son una inspiración para la vida y la trascendencia espiritual. Tu frecuencia vibratoria ha generado una onda de pares en el mundo que intentamos hacer resonancia con tu energía.
Deseo desde hace muchísimos años conocer Japón, por diversidad de razones: filosofía de vida, el respeto en todas sus instancias y en especial hacia los mayores, el conocimiento y progreso de su ingeniería, pero sobre todo porque quiero experimentar todo lo que nos describiste con tanta admiración.
Recibe desde Venezuela mi agradecimiento por tanto que me das cada día con tus videos. Cambiaste mi vida para mejor.
Dios te bendice
Sergio gracias por compartir tus dones lo cual me ha ayudado en entender que debemos disfrutar nuestras vidas compartiendo con los demás. Te admiro
Idalia soy de El Salvador